sábado, 27 de abril de 2013

TRES RELATOS BREVES












                                                      LA  FLOR  DE  PAPEL





   Encontró la flor de papel olvidada en el banco de la plaza. Tuvo deseos de agarrarla y llevársela.  Pensó en una larga vida deshojando la flor de papel.

    Y la dejó en el lugar en el que la encontró.

    La flor de papel estaba destinada a disolverse en la lluvia, a desteñirse al sol, a reciclarse en la hierba. La flor de papel tenía su propia vida, casi como una flor verdadera.



   

 

                         SI-WANG,  EL  DIBUJANTE

  


Si-Wang dibujó casi desde el momento mismo de nacer.
Si-Wang salió un día al río.  Atravesó la antigua aldea, bajó la pendiente de la colina y llegó hasta la ribera. Vio las ondas irse hacia el mar y dibujó sus reflejos.
Un año después Si-Wang vio que los cerros de la opuesta margen se escondían en la  niebla.  Entonces Si-Wang tomó su trozo de carbón y dibujó la niebla y detrás los cerros.
Dos años más tarde, un pájaro se aventuró a cruzar los montes y pasar delante de Si-Wang. Dos alas temblorosas aparecieron en el papel de Si-wang.
Pasaron mil años.  Aquella tarde una hormiga trepó el pié de Si-Wang, volvió a bajar y siguió su camino.  Si-Wang esbozó la hormiga, su pié inmóvil y apresó finalmente el movimiento.
Sonrió.

Un día la muerte caminó delante de Si-Wang y Si-Wang no la dibujó.
Era transparente.







                               DISCURSO  SOBRE   LA NATURALEZA                                                                                                                                                                                                                
                                                                           (Mariotte, 1676)


  
    El suicida que se tira por una ventana tiene ante sí un fragmento de terror (o de sufrimiento ante la inminencia de la muerte) que posee una duración proporcional a la altura desde la cual se arroja.   Esta agonía, acotada con exactitud, de tal manera que a nivel del mar corresponde a 1,41 segundos para 10 metros de altura y a 3,16 segundos para 50 metros y así siguiendo, es una agonía incoercible, que se extiende a todo el período considerado y que puede suponerse aumentando hacia su final, intensificándose hasta llegar al grito último, al golpe que apaga todos los gritos.
   
    Pero no es a esta visión harto trágica en su destino manifiesto adonde quiero llegar sino al siguiente razonamiento: si aumentamos  la altura, es decir, la distancia, estamos aumentando el tiempo -  cambiando el escenario- por lo que mediante una simple operación aritmética entramos de lleno en tiempos compatibles con la vida humana digamos "normal", de sobrevida, con el resto de vida que a muchos nos queda y que nos semeja cada vez más a una agonía acotada, al acto inconscientemente trágico de un suicida que no sabe que lo es.
 
  Esto, esta caída libre desde no sabemos dónde hasta no sabemos cuándo es todo con cuanto podemos contar.







domingo, 14 de abril de 2013




               
               

                 LA  MAÑANA  PERFECTA  DEL  PAJARO  DE  ALAS  NEGRAS




   
   
   
   
   
   
    Un inmenso pájaro de alas negras, cruzando de un patio al otro, un par de alas grandes como toldos, extendidas al máximo, oscureciendo aún más la noche cálida de febrero, eso es lo que espero ver, con el corazón estremecido por la curiosidad y el miedo, aunque no tenga relación con lo que me habían prometido, todo más sencillo, inocente de tan sencillo, increíble de tan inocente y tan sencillo, debido al inminente nacimiento de mi hermanito y a que tío Víctor me hubiera trasladado a su pieza en el entrepiso del otro patio, para ver la llegada de la cigüeña, con su obviedad plumosa y su carga de misterio, cruzar el pedazo de cielo entre los dos patios, uno frente al otro, volando de sur a norte, desde el lado de la pieza de Víctor hasta la persiana de la pieza de mamá, una visión perfecta, un cielo estrellado y lejano y un momento en la noche en que me debo haber dormido, no vi llegar ni pájaro blanco ni pájaro negro y solo escuché, al final de la larga noche y ahora frío amanecer, el llamado de Víctor y el llanto de un bebé que milagrosamente cruzaba los dos patios con la intensidad y el tono de un maullido de gato y se metía en las orejas sin pedir permiso.  Algo nuevo había en el mundo y yo me había quedado con las ganas del inmenso pájaro de alas negras.
    -Vamos, apurate. Tenés un nuevo hermanito -dijo Víctor.
    No me había desvestido para dormir y así sin más fuimos, bajamos la escalera y por el corredor llegamos al patio de mamá, mientras Víctor me decía  cómo no había visto el planeo del gran pájaro de finas patas, el suave y silencioso planeo y el aterrizaje muelle como algodón.  Se había posado un  segundo apenas y vuelto a partir, pero no me aclaró si el color de sus plumas correspondía a su sueño  o al mío.  En nuestro patio, lleno de macetas con plantas tropicales que eran orgullo de mamá, estaban papá y tío José-  que era hermano de mamá- con cara de cansados. Los dos sonrieron al vernos  llegar.
    -Tenés un hermanito -dijo José y me palmeó la cabeza. El gesto cariñoso  disimuló lo reiterativo del asunto, pero papá no dijo nada, con lo que la cosa se equilibraba un tanto, solamente apoyó una mano sobre mi hombro y me apretó contra la pierna. Ahora el bebé no lloraba y ellos dijeron que estaba durmiendo. Dijeron que se llamaba Anselmo Ismael Darío Eduardo José y que parecía muy fuerte, algo indispensable si debía afrontar tales nombres. Quise ver a mamá pero dijeron que ella también estaba descansando. Descansando de qué. De la espera, de los nervios, de la incertidumbre, de la sorpresa. Y de los nombres, pensé yo sin abrir la boca. Doña Rosa, la de la vuelta, andaba de aquí para allá limpiando cosas y una prima de mamá, medio tonta la pobre, no de ahora, la ayudaba, y ninguna de las dos parecía haber dormido en los últimos días, como papá y tío José. Al fin, el único que debía haber velado para sorprender al pájaro de alas negras, era el único que se había dormido.
     El desayuno lo prepararon los hombres y lo tomamos de pie, como correspondía a las circunstancias, en el medio del patio, ya que todo lo demás estaba ocupado por mejunjes, palanganas, botellas y trapos sucios vueltos del revés. Usamos una silla como mesa y se notaba que de estos menesteres ellos no entendían mucho, ni reparaban en las costumbres habituales, esas que mamá respetaba como liturgia. Eso explica que me sirvieran un vaso de leche caliente con la superficie llena de nata pegajosa y densa. Venciendo el asco que me producía de solo mirarla, les tuve que decir que yo no tomaba más leche sola y mucho menos con nata. Ellos se reían como si cada palabra que dijera fuera un gran chiste y después de eso me sirvieron una tazona de té muy azucarado. Supuse que las risas se debían a la alegría natural del acontecimiento y me tomé el desayuno sin decir nada más. En un momento me pareció que el aire se oscurecía y volví a ilusionarme con mi gran pájaro de inmensas alas negras, pero no fue más que una nube pasajera que en nada enturbió esa mañana perfecta. Y allí estábamos los cuatro parados tomando té muy cargado y puro y eso me hizo sentir que éramos indestructibles y que casi no necesitábamos a nadie más.

                                                                        

poemas breves y ordinarios



                                           

                                                  

                     POEMAS  BREVES  Y  ORDINARIOS






galopes de fantasmas encierran el amanecer
son tus labios alma mía
que buscan y me encuentran y me lloran

                                *


dolientes doncellas
amanece
             contra sus ancas de nácar
y espuma

                               
                                *

ver esos labios
exangües

no quiero
                       no puedo
oh dios
                       ciégame
                                   ahora
               
                               *


el insomnio
                       es una petición
                                   de principio


           la vida
                       triunfa sobre la muerte
           todo el tiempo


hasta que un día  fracasa


                                 *


amanece
                       una vez


se incendia el horizonte


¿lo volveré a ver?


                             *

la perisferia y el centro
son modalidades de la angustia
geometrías


vivir
es difícil


en realidad
no hay centro
           y en la perisferia
el viento se lo lleva todo



sin compasión



                             *

entre la soledad y la muerte
estos versos son meras palabras
que se desgranan a veces
en la boca del viento
cuántas
cuántas noches
sopla el viento sobre el corazón de la tierra


                      






sábado, 13 de abril de 2013







                      




             HORNO DE ALFARERO        



                                                    A Hugo y Cristina





          el horno ruge
su canción de llama

un poco más arriba
la arcilla cruje
imperceptible

    el trabajo del hombre
    se vuelve incandescencia

 el fuego purifica las ansias
inscriptas en el barro

la inocencia mancillada
por la mano
se cuece y transparenta

calcinada brilla
en la hondura de la noche

está naciendo

el cacharro
está naciendo
se vuelve perdurable
                       ahora
en su agonía
en su sequedad de viento
                       prisionero

amanecida arcilla
hombre frágil
        inventor del fuego
hombre frágil
        esclavo de la llama

hombre frágil
hecho de cenizas
te sucedes
        renaces en la forma
al fin fuerte
del humilde
                    sagrado
                    solidario barro

hecho de cenizas
te sucedes en la forma
ahora fuerte
del sagrado
        solidario
                    barro


                       Jorge A. Mirarchi